Los osos siempre fueron muy golosos, y antaño abundaban en el occidente de Asturias. Los abeyistas, ganaderos de abejas, inventaron un formidable sistema para proteger las colmenas: los cortinos.
Un cortín es una torre circular, hueca y sin techo. Sólo los más grandes tienen una pequeña puerta o ventanuco por donde se accede al interior.
Dentro se colocaban los trobos (colmenas), siempre orientadas al sol, y en unas gradas para no molestarse unas a otras.
Los trobos eran troncos huecos, apoyados en una losa de pizarra y tapados con corcho y otra losa encima.
Dentro del trobo hay unos palos cruzados, los justres, que apoyan y refuerzan los panales.
Hoy los cortinos están abandonados, y las colmenas modernas sustituyen a los trobos. Los osos siguen siendo golosos, pero las abejas ahora viven en colmenas modernas rodeadas de alambradas electrificadas.
Un cortín es una torre circular, hueca y sin techo. Sólo los más grandes tienen una pequeña puerta o ventanuco por donde se accede al interior.
Dentro se colocaban los trobos (colmenas), siempre orientadas al sol, y en unas gradas para no molestarse unas a otras.
Los trobos eran troncos huecos, apoyados en una losa de pizarra y tapados con corcho y otra losa encima.
Dentro del trobo hay unos palos cruzados, los justres, que apoyan y refuerzan los panales.
Hoy los cortinos están abandonados, y las colmenas modernas sustituyen a los trobos. Los osos siguen siendo golosos, pero las abejas ahora viven en colmenas modernas rodeadas de alambradas electrificadas.